Cuando una animal muere su calor desaparece lenta y progresivamente.
Puede tardar unas doce horas en enfriarse completamente, tal vez más.
El calor se traduce en longitudes de ondas infrarrojas, invisibles para el ojo humano, pero no para las cámaras termográficas.

En los años 50s los perros vagabundos de las calles de Moscú eran candidatos a viajar al espacio, esto puede verse en la película rusa Space Dogs. Algunos volvieron y otros como Laika quedaron flotando eternamente.

Al borde de un agujero negro se lo llama Horizonte de Eventos. Aparentemente el tiempo en ese preciso lugar no corre si lo miramos desde nuestra perspectiva. Imagino a Laika suspendida en ese borde, infinita, y me pregunto cómo se muere en el espacio.
Ibamos varios caminando por la calle bajo la noche despejada, entre ellos creo que estaba Franco.
Una noche extraordinaria donde las estrellas estaban todas, a mi izquierda se veía una constelación.
Este sistema se veía tan claramente.
Su sol, sus planetas, lo más bello era el color mutante. Pasaba del rojo al verde como una nebulosa, o como si lo rodease una inmensa aurora boreal.
Otra vez era de noche y estaba yendo a lo de Ana en el 71, al bajar del colectivo me encontré en la calle silenciosa, vacía y oscura con un gran gato recostado en el medio de la vereda, me sorprendió su actitud de abandono más propia de los perros que de los gatos.
Intuí que algo andaba mal, me acerqué con cuidado y de algún modo supe que no podía moverse.
Cuando estuve a pocos centímetros de su cuerpo le acaricié la cabeza y recibió amablemente mi gesto. A los minutos murió.
Pensé: su alma pasó por entre mis dedos, mis huesos.
Rubio se cayó de un lugar alto, parece.
Justo el otro día pensaba en lo altísimo que está la casa de Vero.
Esa escalera en caracol tan empinada, interminable. La ventaja de ver el río, la cancha de Boca.
Hay que sacarle agua de los pulmones, ver si no se rompió el diafragma.
Mi hermano igual. Pulmones, diafragma.
Me pregunto que habrá visto antes de caer.
Habrá pensado que sería como las otras veces?
Eso de caer parado.

Es 13 de marzo y es la quinta vez que vengo al museo.
Mi zorra ya es músculo y huesos.

Está fragmentada en tres partes:
1- Patas traseras.
2- Patas delanteras.
3- Cabeza, espina dorsal y cola.

Sergio la seca con un ventilador, es importante que los músculos tengan la humedad justa para que los desrméstidos la acepten y hagan su trabajo.
Sergio la despelleja y extrae muestras de ADN del músculo de su pata trasera, me explica que estas muestras dan constancia de que un animal como este existió alguna vez. Pensé en un futuro sin zorros y me invadió una profunda tristeza.

Quitarle toda su piel lleva mucho tiempo, horas. Comienzo a sentirme mal y me voy. No entiendo porqué estoy haciendo esto.
Me mareo, hace mucho calor y hay mucho olor. Siento el gusto a hierro, a sangre en la boca. Debería comer algo para quitármelo pero no tengo hambre, vuelvo a casa y me baño frenéticamente.
Es difícil de quitar el olor a muerte, me acompaña por días.

Soñé que la luz se apagaba en el planeta Tierra. Todo era oscuridad plena. Salía de una casa hacia la vereda y afuera podía sentirse el silencio y la oscuridad en el cuerpo. Y no había miedo. Era fácil y hermoso imaginar el planeta girando como todos los demás, sin ningún tipo de luz artificial. Me sentí calma como un animal nocturno sin depredador.
El otro día leí que los pulpos y los calamares son animales solitarios.
Que se juntan sólo para aparearse. Que el macho se va ni bien la hembra pone los huevos y que ella se queda cuidándolos, pero en el momento que estos huevos eclosionan, ella muere.
Entonces, los pequeños huérfanos se crían solos, todo lo que aprenden lo aprenden en soledad, sin guía, sin maestro.
Y se sabe que tanto el pulpo como el calamar son animales inteligentísimos, tienen una capacidad extraordinaria para resolver problemas, para relacionarse con las formas.
Piensan con la piel.
Henrietta Lacks fue una mujer negra, que muere joven a causa de un tumor cancerígeno, y se convierte involuntariamente en dadora de células.
Estas células, al dividirlas, no mueren como lo hacen todas las demás. Son inmortales.
Con ellas se hicieron más de setenta mil experimentos y se produjeron alrededor de veinte toneladas de nuevas células.
Henrietta fue sepultada sin lápida.




Esta medusa es una especie de hidrozoo. Después de alcanzar su maduración sexual,justo antes de morir,su ciclo de vida se restituye a pólipo.
Revierte su edad adulta a una sexualmente inmadura. Esto la hace biológicamente inmortal.
La loba se muere.
Hace años, pero está ahí. Puro pelo negro duro y largo, la veo y pienso en Patti Smith, tan alta y flaca, el hocico torcido por los años. Ciega. Una Patti Smith a punto de morir con rock y elegancia.
Con Agus, su dueña, hablamos cada dos por tres de lo inevitable.

Hace un rato cuatro vecinos salimos a recoger las hojas de este otoño pandémico. Cada uno con su escoba y su pala. De pronto nuestras pequeñas montañas de hojas se juntaron e hicieron una grande que nos encontró a su alrededor, charlando. Sin darnos cuenta éramos cuatro sepultureros rodeando algo muerto.
Dedujimos que se necesitan 60 cm de profundidad para que entre sin apretujones incómodos, para que su cuerpo de perra loba negra entre sin hacer montículo de tierra sospechoso.
Vamos a hacer una hermosa ceremonia, yo me encargo de las fotos.
Derméstidos:
Familia de insectos caleópteros, pentámeros, con el cuerpo cubierto por una vellosidad que les da aspecto aterciopelado.
Sus larvas viven sobre el tocino, el jamón, las colecciones museológicas, etc.
En el museo los crían en un lugar llamado dermestario, los usan porque al alimentarse de los restos de los animales dejan sus esqueletos perfectos, impolutos. Su precisión es sorprendente. A este proceso se lo llama Sistema Americano y en el museo lo aplican desde principios de 1900.

En noviembre de 1572 el astronónomo danés Tycho Brahe observa que hay una nueva estrella cerca de la constelación de Casiopea, en el hemisferio septentrional. Esto demuestra que el cielo cambia con el tiempo. Esa estrella es una supernova. Su cáscara restante es hallada en 1952 y en el 2004 se descubre una estrella compañera de la que estallò.
Cuando una estrella muy grande muere puede transformarse en una supernova, y al explotar producirá más energía que el sol durante toda su existencia.
La correspondencia con el museo de ciencias naturales Dr. Bernardino Rivadavia comenzó hacia fines de 2019, poco tiempo después de que una vaga idea empiece a tomar forma.
Mi primera visita fue el jueves 24 de enero de 2020, me recibió Sergio Lucero, biòlogo especialista en mastozoología. Charlamos un poco en su despacho mientras sonaba el segundo movimiento de la novena de Beethoven en su vieja computadora, se mostró especialmente interesado cuando le conté que el proyecto incluiría nebulosas. Me mostró el lugar donde trabajaríamos y entendí los inconvenientes que me traería la escasa y amarillenta luz.
Quedamos que la próxima visita ya sería con la zorra.

La zorra muere dos años atrás, atropellada en alguna ruta del sur de la Argentina.
Llega congelada al museo y espera hasta el 6 de febrero a que la descongelen para mí.
Es una zorra de monte, hermosa. Parece que alguien le hubiese peinado suavemente la cabeza con la mano.
La descomposición de ciertos cuerpos celestes da lugar a millones de partículas que penetran a gran velocidad en nuestra atmósfera. El rozamiento las lleva a la incandescencia, y así es como vemos a las estrellas fugaces.
Este grabado muestra un centro de irradiación de una lluvia de estrellas situado el 13 de noviembre de 1866 en la constelación de León.
Mi viejo fue un tipo práctico. Eso decimos siempre con mi hermana.
Una vez se quitó un orzuelo de uno de sus ojos así nomás, con una Gillette. Recuerdo la cara de horror mía y de mi hermana, y de las risitas nerviosas.
De esas, varias.
Me llamó un día en que yo cumplía años y me contó que estaba enfermo. Me aseguró que comenzaría el tratamiento.
Casi dos años después hubo otro llamado diciéndome que mi viejo se había disparado en la garganta, justo ahí donde tenía el tumor. No moriría de eso, la bala había quedado atrapada en un lugar donde no hacía grandes daños y era inútil sacarla.
Eso no fue tan práctico, incluso, cuando fui a verlo a la clínica los dos nos reímos de su falta de efectividad, y después le dije que de todos moriría y pronto. No se había curado y él lo sabía, por supuesto.
Pocos días después murió. No hicimos velorio ni nada. Así somos en mi familia, prácticos.
Lo cremamos en un cementerio que quedaba lejisimo. Fuimos sólo mi hermana y yo y nos quedamos horas esperando sus cenizas.
Recuerdo volver en el colectivo interurbano con las cenizas en una caja y con mi hermana que no se animaba a tocarlas, así que las llevé yo todo el tiempo. Al rato ya pesaban.
Después nos tomamos otro colectivo a Alta Gracia y fue justo en frente de nuestra casa de siempre, entre los eucaliptos, donde hicimos un hueco en la tierra y las enterramos. Mi hermana y yo nos quedamos mirando las cenizas y la caja vacía por unos segundos, algo atónitas. Secretamente las dos esperábamos encontrar la bala, pero no, la bala no estaba. Y no sé Paula, pero yo la quería.
La otra noche soñé con ella, con la bala perdida. Con Chile soñé también. Con un caballo blanco al que le salía entre los omóplatos un gran cuerno blanco, con la construcción de hospitales de animales y de personas entre los escombros, y con mi viejo que me llevaba en el auto hasta la puerta de un lugar nuevo.
Nos presentó Fran
Cuando yo andaba viendo cómo fotografiar las nebulosas, Fran me dijo: Tenés que hablar con Juli.
Juli es músico, restaurador, fotògrafo, matemático y alemán. Pocos meses después vino a casa a darnos clases de astronomía mientras almorzábamos en el jardín.
No sólo sabe de estrellas, de sus vidas y sus muertes sino que las fotografía como si lo hiciera desde el cielo, como el Hubble. Tiene esa capacidad de aproximarse a las cosas como si fuese una de ellas. También lo hace con los insectos.
Meses después, en pleno invierno, fuimos dos días al campo de Inés, éramos 5 en un auto cargado mayormente de objetos fotográficos, entre ellos un aparato maravilloso que compensa la rotación de la tierra.Tripodes, lentes, cámaras con sensor modificado, vinos. Tuvimos dos noches impecables donde la luna salió tarde y las estrellas se manifestaron todas, incluso las fugaces. La via láctea fué una serpiente brillante.





Los de seguridad me hacen bromas, me dicen que mi trípode es una ametralladora.
Cada vez veo peor, antes podía ver cosas sin anteojos, ya no, y me acostumbré a eso.
Cuando fuimos al campo, teníamos que caminar unos 100 metros desde la casa hasta donde estaba ubicado el equipo fotográfico. Ibamos totalmente a oscuras, sin linternas ni luna. Sólo quedaba ver las estrellas que así se veían mejor. En un momento se me empañaron los lentes, me los quité y descubrí que veía mejor las estrellas sin anteojos que con ellos.
Increíble, mi distancia focal es el infinito.
Existe un único punto donde las cosas son perfectamente claras para mí.
Todos los días yendo y viniendo de la clínica a la casa de mi mamá en los horribles colectivos cordobeses que nunca pasan.
Cuántos carteles de ¨La Familia¨ vi esos días?
Florerías, restaurantes, casas de pastas, panaderías. Todo se llama ¨La Familia¨.
Mi madre mejora levemente y eso alegra a todos menos a mí. En esto hay algo egoísta y generoso a la vez.
Pienso en sus te amo mudos y en su mano negra y nada de eso me deja vivir.
Pienso en mi naranja que no muere. Cuánto tiempo tarda en morir una naranja?
Cuándo morirá mi madre?
Lo logra el día en que mi hermano cumpliría cincuenta y tres años.
Otra vez Alta Gracia y los eucaliptos, el hueco en la tierra.
Arrojamos sus cenizas, les hago una foto y veo (en la foto) que brillan.
Parecen un montículo de pequeños cristales.
Cuando la tuve en mi mano derecha para tirarla a la basura descubrí una mancha en la curva, una mancha blanca, gris y celeste típica de descomposición.
Esa mancha me detuvo. Imaginé una nebulosa
Cuánto tiempo tarda en morir una naranja?
Algún día desaparece?

Un planeta vagabundo o errante es aquel que no está ligado gravitacionalmente a ninguna estrella, es decir que no gira a su alrededor ni tampoco recibe su luz.
Un planeta totalmente oscuro, casi imposible de encontrar.
Un planeta huérfano.
No consigo imaginar ese movimiento independiente dentro del inmenso universo. Existe una palabra que exprese el miedo y la tristeza al mismo tiempo?
El astrónomo danés que a ojo desnudo, es decir sin telescopio,
observó cómo moría una estrella, una noche se batió a duelo
por una tonta discusión y su oponente le quitó la nariz
de un solo movimiento de espada.
Desde entonces vistió una nariz de oro y plata hecha a su medida.
Un Montículo de Pequeños Cristales
Quién serías si supieras la respuesta?

Si buscamos la etimología del verbo preguntar nos encontraremos con la palabra latina precuntare, que deriva de contus.
Contus es una vara, una herramienta usada por los navegantes para sondear el fondo del lecho de un río.
Tal vez, entonces, preguntar no esté tan ligado a encontrar una solución como sí a entender la profundidad de las cosas.

A veces pienso que todo en mi vida comenzó a los ocho años.
En ese momento vivía en un lugar donde los nacimientos y las muertes eran algo habitual. El jardín del fondo de casa y el bosque de enfrente fueron los espacios donde daba sepultura a todo pájaro, gato y perro que muriese cerca mío.
Tumbas con piedras, con flores, con nombre, sin nombre.
Lo que sucedía tras la muerte me interesaba y en el momento de mayor inquietud decidí dejar a un perro sobre la tierra, en vez de enterrarlo.
Era un perro bastante grande con pelaje de vaca, negro y blanco. Lo dejé ahí para poder ver. Ir una y otra vez a ver y oler.
No es veloz el proceso, aunque al segundo día ya no lo reconozco. Hinchado, los labios retraídos, el vientre redondo.
Después se abre mostrando lo que nace y vive dentro suyo. Aparecen los colores tornasolados iridiscentes en algunas partes de su cuero invertido, el olor lo ocupa todo inconfundiblemente.
A los días sus huesos conservan su forma primigenia. Se entiende que es un perro, pero nunca cuál.
Me abruma el terreno revolucionado a su alrededor.

Desde el mismo bosque, al anochecer podía verse el cielo totalmente estrellado. Las constelaciones del sur se mostraban enteras, y yo siempre estaba a la espera de las estrellas fugaces. Durante alguna noche sin luna, especialmente en invierno, aparecían algunas pequeñas nebulosas.

Las nebulosas y los cuerpos de los animales al descomponerse comparten varios elementos químicos.
Fósforo, azufre, calcio, nitrógeno.

Las nebulosas son el resultado de la muerte de una estrella.
Entonces.

Hacer acá lo que hice allá, y fotografiarlo. Pero en Buenos Aires todo es distinto, no encuentro ni animales ni estrellas.
Pero

Amigos biólogos, me llevaron a exactas de la UBA, ahí encontré a paleontólogos que me recomendaron el área de mastozoología del museo de ciencias naturales Dr. Bernardino Rivadavia.
Les escribí un correo.

Días después tuve mi primera cita con Pablo y Sergio, el 24 de enero de 2020.
Conversamos en el laboratorio del subsuelo del museo, donde ellos trabajan rodeados de todo tipo de animales en diversos estados. Sergio se mostró especialmente interesado cuando le conté que el proyecto incluiría nebulosas. Recorrimos el lugar y entendí los inconvenientes que me traería la escasa y amarillenta luz.
Acordamos que la próxima visita sería con la zorra.

Una bala desaparecida/perdida
pulpos huérfanos
planetas huérfanos
algunas piedras amontonadas
cuerpos hinchados
cuerpos verde óxido
cuerpos deshinchados
moho
polvo de estrellas
hidrógeno
azufre
calcio
nuevas galaxias
nuevos sistemas solares
nuevos sistemas de alimentación /
larvas
un vacío inconmensurable
dolor en el cuerpo
desasosiego
desilusión
desconfianza
misterio misterio misterio
tierra enriquecida
fósforo
perro vaca
luz viajando a través del espacio por millones de años
algunos huesos






Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 20 de junio de 2022


Sres del Jurado

Es muy grato para mí, escribir esta nota en apoyo de la fotógrafa Valeria Sestua. Valeria ha visitado las colecciones del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, desde el año 2019. Durante ese lapso, ha realizado fotografías de nuestro trabajo con especímenes biológicos, documentando el proceso de preparación de los mismos a través de sus distintas etapas.

Desde mi lugar como científico primero, y como taxónomo después, he visto cómo el trabajo de Valeria nos ha ayudado a resignificar, desde otra perspectiva (la artística), nuestra disciplina. El trabajo de los taxónomos se basa fundamentalmente en el estudio de colecciones biológicas; es decir, el estudio de especímenes colectados y guardados en museos de ciencias naturales. La preparación de estos especímenes, para que sean aptos para su estudio, suele ser un proceso complejo, que pocas veces queda registrado. Valeria lo ha hecho y ha dejado constancia de ello con su arte.

Para nosotros, cada espécimen es único y representa un momento irrepetible de la naturaleza. La suma de los datos de estos especímenes, tanto de los guardados en este como en otros museos, constituyen la base de nuestro conocimiento del mundo natural. Así, en el caso de las colecciones biológicas, la muerte del individuo (generalmente fortuita), es solo el comienzo de una segunda “nueva vida”, pues todo espécimen guardado en un museo seguirá brindando información a través del tiempo, incluso de modos impensados. Por ejemplo, muchos ejemplares resguardados en nuestra colección datan de principios de 1900, cuando todavía no se sabía qué era el ADN; sin embargo, las nuevas metodologías nos permiten obtener pistas de sus datos genéticos, algo impensado hace unos pocos años atrás. Incluso, yendo más lejos, se puede pensar que existe cierta “inmortalidad” detrás de cualquier ejemplar colectado y guardado en una colección, pues nosotros partiremos, pero esos ejemplares seguirán estando allí para su estudio.

Por lo tanto, un libro como el que propone Valeria será sin dudas valioso, pues propone indagar (me animo a decir, con mucha sensibilidad artística), en esta segunda “nueva vida” de los especímenes de museo.

Sin más que agregar, saludo a usted muy atentamente,



Dr. Pablo Teta
Curador General & División Mastozoología,
Museo Argentino de Ciencias Naturales,
"Bernardino Rivadavia"
Avenida Ángel Gallardo 470.
El ocelote es hermoso.
Es un gato gigante. Sus dientes son enormes y fuertes.
Cuántos animales habrá cazado?
Miro sus patas y pienso en la tierra.
Abro su palma con mi pulgar y aparece las uñas.
Beso cada pata, le pido perdón.